El frente Neuquinizate y la pálida grieta nacional
La grieta nacional mostró en el congreso lo que tiene para ofrecer. Las alternativas provinciales. La neuquinidad como bandera y el modelo autóctono del frente Neuquinizate.
En pocos hechos la semana que se fue ofreció una instantánea de lo que la grieta nacional tiene para dar. Lo ocurrido puertas adentro y afuera del congreso nacional dio vergüenza. Una imagen nítida de lo que ambos extremos de la polarización entre kirchneristas y liberales logran con la tozudez de dividir a la Argentina entre amigos y enemigos. Lejos de la discusión habitan los problemas reales que se supone la política debería solucionar.
En esa lógica, la práctica política cotidiana naturaliza una agenda extraña. En un país con más de la mitad de los niños pobres y jubilaciones por debajo de la dignidad, el contrapunto dentro del congreso decidió que el problema es "si había o no había quorum cuando Martín Menem levantó la sesión". La distancia entre lo que debería discutirse y los temas que preocupan a muchos legisladores es inmensa. Fuera del congreso el panorama fue aún peor. De un lado, aquellos que pretenden incitar a la violencia como un "hecho político que le genere un costo a la imagen del gobierno". Del otro, la exaltación de un Estado represivo que en nombre del orden justifica agredir a una anciana o dejar en estado crítico a un fotógrafo. "No podés hacer un omelette sin que se rompan un par de huevos" explicó ligera de culpa la diputada Lilia Lemonie, una de las intelectuales orgánicas habilitadas por la casa rosada para construir discurso público.
Así las cosas, la discusión sobre el modelo de país se relega a un último plano. Si la disputa por espacios de poder admite que todas las instituciones, incluidas sobre todo la democracia y la república, queden a merced de fanatismos más dispuestos a destruir al "enemigo" antes que someterse al intercambio de razones, ¿Qué importancia tiene el modelo económico, el rol del Estado o las máximas teóricas que decidamos los argentinos? Esta semana, la grieta nacional entre kirchneristas y liberales confesó una vez más el subsuelo desde el cual está dispuesta a seguir ofreciendo sus falsos dilemas. Una lastimosa disputa que en veinte años rara vez ofreció algo parecido a una solución.
De allí que en los proyectos provinciales la oportunidad de una "construcción racional" encuentre tierra fértil. Las autonomías provinciales, cuando obtienen margen de acción en cierta autarquía financiera, permiten "salir del laberinto por arriba". Ideas tales como "empresas públicas eficientes" y Estado presente sin malgasto, exento de corrupción, clientelismo político o federalismo partidario, evitan importar los dogmatismos que la pulseada nacional, a veces con éxito, pretende imponer. Es el rumbo que el frente Neuquinizate elige para moldear la gestión pública en la provincia. El Estado puede redistribuir y al mismo tiempo ser eficiente. Una novedad que ni kirchneristas y los libertarios pueden admitir sin resignar convicciones.
"La verdad es que yo no sé si ese tipo de medidas tienen algún componente ideológico que te acerque o te aleje de alguien" definió el jefe de gabinete Juan Luis "Pepé" Ousset tras detallar los avances en obra pública, las iniciativas en materia de transparencia y el orden en las cuentas del Estado. Bajo la bandera de la neuquinidad el gobierno de la provincia desacredita la importancia de referenciarse con partidos nacionales y reafirma un modelo autóctono. La costumbre de leer la política bajo el falso dilema que ofrecen desde buenos aires es una práctica el gobierno neuquino intenta desterrar. "Lo que sea bueno para Neuquén lo vamos a acompañar, lo que no sea bueno no los vamos a acompañar", simplificó el gobernador Rolando Figueroa. Un "gusto" que solo las provincias con recursos propios suficientes se pueden dar. Al mismo tiempo una oportunidad para pensar una alternativa frente a lo viejo conocido.
En octubre, la responsabilidad de decidir recaerá nuevamente, por lo menos un ratito, en los ciudadanos frente a las urnas. En Neuquén, el menú estará dado por lo que ofrezcan los partidos de la grieta y el modelo Neuquinizate. Camino a la primavera unos y otros intentarán construir su escenario más propicio. Neuquén, esta vez sin ironías, es una "tierra de oportunidades". Tal vez la única provincia que puede escribir su agenda con lapicera propia. "Las elecciones nacionales nunca fueron fáciles" recordó con templanza un experto en campañas electorales neuquinas. Especulaciones al día, queda mucho por recorrer.