En medio de la apatía se vienen las PASO
Que solo con la democracia no se come, no se cura ni se educa es evidente. Cuatro décadas de ensayo y error en américa latina son prueba suficiente. ¿Quiere decir esto que hay que desecharla? Por fortuna, aun la mayoría de los ciudadanos la elige por sobre regímenes autoritarios. Pero las mediciones de opinión reflejan un preocupante crecimiento de consideraciones negativas sobre ella. Según el informe 2023 de Latinobarómetro, en Argentina se registra un 62 por ciento de apoyo a la democracia y el 15 por ciento de ciudadanos es indiferentes frente a la forma de gobierno mientras, el crecimiento de apoyo a soluciones autoritarias creció 5 puntos porcentuales alcanzando a ser la respuesta del 18 por ciento de los consultados. Más allá del régimen político, incluso quienes adhieren a la democracia como sistema y forma de vida, cuestionan en mayor o menor medida a la dirigencia que la encarna.
En este contexto de apatía general se juegan las PASO en Argentina. No parece tratarse de bronca. La sensación es más parecida a la resignación. Con pocas excepciones, la mayoría de los procesos electivos subnacionales reflejó una disminución de la participación entre 2019 y 2023. El abstencionismo ya forma parte de los datos atendibles en las mesas de los estrategas de campaña. La pregunta se impone. ¿Cómo motivar a los desmotivados?
Los cuatro con posibilidades de alcanzar la presidencia.
Massa, Milei, Larreta o Bullrich. Todo indica que el diez de diciembre uno de ellos, o ella, se sentará en el sillón de Rivadavia. Los dos primeros están concentrados en el "voto propio" que les garantice una buena performance. Ambos tienen la clasificación asegurada, aunque el caudal electoral logrado será importante para ponderar hacia adentro y afuera el potencial competitivo camino a octubre. Massa lidia con la incertidumbre cotidiana que le confiere el cargo, excusa la gestión de Alberto y se diferencia públicamente del macrismo buscando unir a los propios por vía del espanto. Milei, intenta transformar en votos válidos emitidos el hastío hacia "la casta" que supo motorizar.
Entre Bullrich y Larreta el escenario se presenta algo diferente. El 13 de agosto solo uno atravesará la puerta y están obligados a buscar más allá de estrategias electorales conservadoras limitadas a captar el voto duro. Los sondeos de opinión preanuncian una batalla muy cerrada.
La semana del oficialismo
Semana difícil para el oficialismo. El ministro de economía transita una campaña sin posibilidad de disociar discurso y acción. El nuevo acuerdo con el FMI no fue lo que esperaba. Aumento del impuesto país a los fletes, actualización tarifaria, sostenimiento de la meta de 1,9 en el déficit fiscal....más ajuste. El rédito consistió en un desembolso menor que espera utilizar como matafuego de una sola carga para aliviar el clima de campaña. La devaluación es inevitable y todo se reduce a una cuestión de plazos.
En ese contexto, el silencio de Cristina se hace sentir. No se escuchan clases magistrales cuestionando las teorías que atribuyen la inflación al déficit público. Alberto, cual colegial, espera con los útiles ordenados sobre el pupitre la hora del timbre para ir a casa.
Los chanchos de Orwell y un error no forzado.
Como si esto fuera poco, la titular de la Liga Argentina de Protección al Diabético, agradeció públicamente a la ministra de salud Carla Vizzotti, por haberle permitido despedir a su marido durante la pandemia. El vacunatorio VIP y el cumple de Fabiola se hicieron presentes en la agenda de campaña. Ese otro yo del peronismo auto-percibido progresista volvió a escena. Como los chanchos de George Orwell, el actual gobierno en raras ocasiones predicó con el ejemplo.
La encrucijada de la oposición
El acuerdo con el Fondo tampoco resulta cómodo para los dirigentes opositores. Una crítica severa incluiría repeler el documento firmado por el organismo cuya letra, no dista demasiado de la avalada por Juntos por el Cambio en el congreso.
Tal vez lo mejor que le pasó a Massa en estos días vino de Juntos por el Cambio. Concentrados en su pleito doméstico, Larreta y Bullrich no dejan de acusarse y mostrar diferencias en torno al modelo económico. Una interna que se limitaba a discutir solo métodos alternativos, desnudó diferencias sensibles sobre temas clave como lo es el futuro de la economía.
Mientras Bullrich asegura estar trabajando en un nuevo blindaje, Larreta la compara con De La Rúa y la manda a estudiar. El tono que asume la interna de resultado incierto, levanta temperatura más allá de toda conveniencia política. Ya habrá tiempo de reconciliaciones. Por ahora, el beneficiado de la puja opositora se llama Sergio Massa.
Las PASO en Neuquén
En la provincia, la única contienda que admite dudas es la que se dará entre Francisco Sánchez y Leticia Esteves por la diputación nacional. Ambos pretenden la banca que la coalición opositora detenta en el congreso. Sin destellos de creatividad, siguen el manual obvio en estos casos. Administran la franquicia de sus presidenciables, recorren la provincia y muestran volumen político.
El candidato Bullrichista, dedicó su semana a presentar una multisectorial integrada por actores conocidos del escenario local y visitó localidades en el norte de la provincia. Por su parte el Larretismo Neuquino recibió a su candidato a presidente. Ante la necesidad de mostrar fuerza, sus referentes se tentaron con el servicio de actos express que suele ofrecer un sector del MPN. Una parte del MPN azul, se subió finalmente a la campaña del jefe de gobierno porteño. Cosas veredes.