Don Bosco de Zapala: el impacto del pase del Huevo Acuña y su orden institucional
El club donde dio sus primeros pasos Marcos Acuña recibió ingresos por derechos de formación, pero su crecimiento se basa en gestión, infraestructura y alianzas estratégicas.
El crecimiento de Don Bosco de Zapala en los últimos años no solo se refleja en su desempeño competitivo en Lifune y el Regional Amateur, sino también en un avance institucional y de infraestructura sin precedentes. Aunque el pase de Marcos Acuña, surgido del club, aportó ingresos por derechos de formación, su presidente Jorge Badilla aclara que no fue el único motor del progreso.
Aunque el pase del Huevo Acuña aportó recursos, el club Don Bosco de Zapala logró avanzar gracias a una gestión ordenada y proyectos de infraestructura. Su presidente, Jorge Badilla, destaca el rol clave del Estado y los socios en este proceso.
Miles de veces, Marcos Acuña recorrió las cuadras que separaban la casa de su abuela Leonor del club Don Bosco, en su Zapala natal. Con cada paso, el zurdo alimentaba sueños mientras pateaba piedritas por la ventosa calle Antártida Argentina. En Don Bosco, un barrio popular de la ciudad, empezó a forjar su destino: jugó allí desde los 13 hasta los 17 años, debutó en la Primera local y ganó el apodo de "Huevo" por los chichones que acumulaba tras mil golpes en la cabeza. Hoy, esa institución no solo lo recuerda con orgullo, sino que también disfruta de los frutos de su exitosa carrera.
Antes de comenzar su etapa en Don Bosco, el Huevo comenzó en el club Olimpo de Zapala y luego pasó por Tiro Federal. Hasta que a los 6 años desembarcó en Don Bosco, cuyo entrenador era Rouret, para jugar un torneo provincial. Ese fue su primer contacto con la institución a la que volvería definitivamente a los 13 para disputar la liga local y destacarse a punto tal de llamar la atención en Buenos Aires. En Zapala, a donde regresa cada tanto, es considerado un ídolo.
Impacto de los derechos de formación
Del 2,5% correspondiente por derechos de formación, Don Bosco percibió el 1,7%. Según Badilla, entre el pase de Racing a Sporting Lisboa y de este último al Sevilla, el club recibió cerca de 87.000 euros. "Ese dinero nos permitió concretar proyectos como la compra de una cancha de césped sintético y un tinglado para un futuro gimnasio funcional. Pero no fue lo principal: la mayoría de las obras se lograron gracias a alianzas estratégicas y una gestión ordenada", explicó.
Gestión y orden institucional
Una de las claves del éxito de Don Bosco radica en su administración. "Presentamos balances anuales en tiempo y forma. Antes no se sabía qué dinero entraba ni cómo se usaba. Hoy tenemos las cuentas claras, lo que nos permite gestionar proyectos de gran envergadura", detalló Badilla.
La colaboración con el Estado en sus tres niveles también ha sido crucial. "Contamos con convenios que nos permiten abaratar costos de obras de infraestructura: nosotros ponemos los materiales y ellos aportan mano de obra y maquinaria", indicó.
Ingresos diversificados
El club genera ingresos principalmente a través de su tienda, las cuotas de socios y la venta de entradas en días de partido. Actualmente, unos 400 chicos participan en las actividades, de los cuales el 85% paga cuotas mensuales. Además, Don Bosco cuenta con el apoyo de empresas locales que aportan recursos a cambio de publicidad en camisetas y redes sociales.
Un modelo a seguir
El sentido de pertenencia y el compromiso comunitario son valores fundamentales en el crecimiento del club. "El orden y la transparencia nos han permitido cumplir con 18 etapas de nuestro proyecto de infraestructura. Queremos seguir siendo un ejemplo para el fútbol neuquino", concluyó Badilla.
La historia de Marcos Acuña y el Club Don Bosco de Zapala es un ejemplo de cómo el esfuerzo individual y el trabajo colectivo pueden transformar realidades. Mientras Acuña alcanzó la élite del fútbol mundial, su club de origen aprovechó los recursos derivados de sus derechos formativos para crecer institucionalmente y consolidarse como un espacio de inclusión y desarrollo para la comunidad. Es un relato de orgullo mutuo: el de un futbolista que nunca olvida sus raíces y el de un club que, a pesar de las dificultades, sigue apostando al futuro con orden y compromiso.
Fuente: Medios