Un "pariente" del tabaco ayudaría a combatir el cáncer
Científicas de Bahía Blanca estudian si compuestos aislados de una planta género Nicotiana pueden afectar las capacidades de proliferación, invasión y metástasis de las células tumorales.
El palán-palán o Nicotiana glauca es una planta autóctona del norte argentino y sur de Bolivia que pertenece al mismo género del tabaco común, responsable de al menos una decena de tipos de cáncer y de más de 8 millones de muertes anuales en el mundo.
Las investigadoras del Instituto de Ciencias biológicas y Biomédicas del Sur, dependiente de la Universidad Nacional del Sur (Inbiosur) y del Conicet, Andrea Vasconsuelo, Lorena Milanesi y Lucía Pronsato, han estudiado si compuestos extraídos del palán-palán pueden disponer de propiedades antitumorales.
"Nos interesa ahondar en esta línea de investigación con la esperanza de encontrar alguna molécula en la planta que sea capaz de afectar las capacidades de proliferación, invasión y metástasis de las células tumorales sin afectar a las células normales, como ocurre con la quimioterapia y otros tratamientos", dijo a la Agencia CyTA-Leloir la doctora Lorena Milanesi.
De todos modos, las investigadores advirtieron que el arbusto contiene alcaloides tóxicos y en la literatura médica se reportaron muertes por el consumo de hojas, por lo cual ningún paciente debería intentar utilizarlo como tratamiento con esos fines.
En la medicina tradicional, el palán-palán se usa para aliviar procesos de inflamación, heridas y llagas. Y también se han extraído fitoestrógenos como alternativa "natural" al reemplazo con estrógenos después de la menopausia.
Sin embargo, Milanesi y sus colegas identificaron compuestos de la planta que afectan a las células musculares que explicarían algunos efectos adversos de su consumo, tal como revelaron en la revista "Biological and Pharmaceutical Bulletin".
Pero el estudio también trajo un resultado alentador inesperado: los científicos constataron en el laboratorio que el extracto de palán-palán y moléculas purificadas (ácido palmítico y escopoletina) inducía la expresión de genes que disparan el suicidio programado o "apoptosis" de ciertas células tumorales humanas, mientras que reducían la actividad de genes que prevenían esa autodestrucción.
"Al final, todas las células presentes en el cultivo morían", resumió Milanesi.
De todos modos, los científicos recordaron que se necesitan muchos años de estudios preclínicos y clínicos para poder confirmar el lugar de esta planta autóctona en los esquemas terapéuticos oncológicos.
Télam