Alberto Fernández dijo en la ONU que el ataque a la vicepresidenta buscó alterar a la democracia
Durante su exposición de la 77° Asamblea General, el presidente remarcó que el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner "buscó alterar una virtuosa construcción colectiva que el año entrante cumplirá cuatro décadas de vida". Pidió levantar los "bloqueos" a Cuba y Venezuela.
El presidente Alberto Fernández aseguró que "el intento de asesinato a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner "no solo afectó la tranquilidad pública" sino que "buscó alterar una virtuosa construcción colectiva que el año entrante cumplirá cuatro décadas de vida", en alusión al sistema democrático, y agradeció "la solidaridad que la Argentina ha recibido del mundo entero" tras el ataque.
Al brindar en Nueva York su mensaje ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que fue su primera intervención presencial ante el foro mundial, Fernández reseñó que "muchas veces en la historia los magnicidios han sido prólogos de grandes tragedias" y "pueblos enteros sucumbieron detrás de esos profetas del odio".
"Estoy seguro que la violencia fascista que se disfraza de republicanismo no conseguirá cambiar ese amplio consenso al que adhiere la inmensa mayoría de la sociedad argentina", completó.
Con la colaboración del canciller Santiago Cafiero y el asesor presidencial Alejandro Grimson, Alberto Alberto Fernández trabajó durante dos semanas en su discurso. Cafiero y Grimson enviaban sus ideas por mail y WhatsApp, y el jefe de Estado las volcaba sobre un borrador personal que engrosaba todos los días; según cuenta Infobae. Y afirma que este martes a la mañana, en la soledad de su habitación en el piso 21 del Hyatt Park Hotel, el presidente cerró su discurso de casi 20 minutos.
“Siempre hemos pregonado la solución pacífica de las controversias. Es imperioso que cesen todas las hostilidades desatadas. Por ese motivo, necesitamos trabajar unidos para imponer el diálogo y recuperar la paz en la disputa iniciada con el avance militar de la Federación Rusa sobre el territorio de Ucrania”, aseguró el presidente, sin mencionar a Vladimir Putin, que es el responsable del conflicto en Europa. Tampoco hizo referencia a las sistemáticas violaciones a los derechos humanos cometidas por el ejército ruso ni condenó la invasión a Ucrania ordenada desde el Kremlin.
“Queremos seguir fortaleciendo la tradición de Argentina basada en los principios del Derecho Internacional Humanitario, en el respeto irrestricto de la soberanía de los Estados, en la autodeterminación de los pueblos, en la perspectiva de género y en la cooperación”, afirmó el presidente en la Asamblea General de la ONU, tras evitar su condena explícita a las acciones ilegales de Putin en Ucrania.
Y esta posición contradictoria se vio agravada cuando mencionó a Cuba y Venezuela. Alberto Fernández exigió que se levanten los bloqueos comerciales impuestos a los regímenes de Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro, pero obvió mencionar las constantes violaciones a los derechos humanos en esos dos países de América Latina.
“Quiero llamar la atención por la utilización de medidas unilaterales de coerción. De acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, las únicas sanciones legítimas son aquellas impuestas por el Consejo de Seguridad para hacer cumplir sus decisiones en materia de mantenimiento de la paz y la seguridad. En virtud de ello, Argentina se suma al reclamo de los pueblos de Cuba y Venezuela para que se levanten los bloqueos que esas naciones padecen”, consideró el jefe de Estado.
A lo largo de todos su discurso en la ONU, Alberto Fernández tampoco condenó a la dictadura de Nicaragua, que todos los días viola los derechos humanos y las libertades democráticas.
Por último, recordó los atentados terroristas contra la Embajada de Israel y la AMIA, y exigió que el régimen de Irán colabore con la justicia argentina. Y cerró su discurso ratificando los derechos soberanos sobre las Islas Malvinas y solicitó al Reino Unidos que acepte las resoluciones de la ONU y se siente a negociar con la Argentina.
El presidente argentino abandonó las Naciones Unidas y marchó hacia un hotel en el corazón de Manhattan para cenar con Emmanuel Macron, presidente de Francia.