El jefe de seguridad de Le Brique dijo que los rugbiers "se turnaban" para pegarle a Fernando
La jornada la cierra el testimonio de Maximiliano Rosso Suárez, el policía que le practicó RCP a la víctima e, incluso, intentó reanimarlo con un desfibrilador.
El juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa continúa este miércoles con los testimonios del remero Pablo Ventura, incriminado falsamente en las primeras horas de la investigación del hecho, y tres amigos del joven asesinado, los patovicas del boliche "Le Brique" y dos efectivos policiales el proceso que se desarrolla en los tribunales de Dolores.
Pablo Ventura tomó asiento para declarar. Antes de ingresar al juicio, aseguró que “con buena cara no voy a mirar” a los rugbiers acusados. Ni siquiera los miró, al tenerlos por primera vez cara a cara luego de casi tres años.
Dijo que no conoció a Fernando Báez Sosa y que al único de los imputados que conocía es a Máximo Thomsen. “Con ellos (los rugbiers) no tenía ningún tipo de trato, solo sabía quiénes éran porque éramos de la misma ciudad”, dijo.
La jornada siguió con la declaración de Franco Cervera, amigo de Báez Sosa. En su relato, el joven hizo referencia a la pelea frente a la disco Le Brique y puso énfasis en una persona de flequillo que no dejaba que pasara “a ese lado” en alusión a donde golpeaban a la víctima. Y reconoció que esa persona es Viollaz que justamente está imputado de bloquear a los amigos de Báez Sosa que intentaban salvarlo mientras sus cómplices lo atacaban en el piso.
Tras un breve cuarto intermedio, declara Luciano Bonamaison, amigo de la víctima presente en Villa Gesell el día del crimen.
El testigo dijo que estaba en el boliche cuando sus amigos le cuentan que habían tenido una pelea con quien luego fue reconocido como Luciano Pertossi y que por eso lo habían retirado a Fernando Báez Sosa del boliche. “Salimos y cuando Fernando nos estaba contando lo que había pasado en Le Brique, nos arman una especie de ‘emboscada’, nos rodean, era como 8, según calculé en ese momento. Vivieron de la derecha y de la izquierda”, contó, para después apuntar directamente contra Máximo Thomsen. “Yo vi cómo Máximo Thomsen, a quien reconocí en la rueda, le pegaba un patada a Fernando con odio, con brutalidad, con intención de matarlo”, expresó.
Dijo, además, que cuando quisieron intervenir para ayudar a su amigo, varios de los imputados no los dejaban acercarse; “Lo fueron a buscar a Fernando, no al resto”.
El quinto testigo de la jornada, Juan Manuel Pereyra Rozas, amigo de Báez Sosa, afirmó que lo golpearon adentro del boliche e identificó a Luciano Pertossi como quien le propió el golpe.
Cuando sale, asegura que lo vuelven a golpear, que el golpe vino de atrás, que “lo deja aturdido” y entonces corre. Luego, vuelve al lugar. Aseguró que otro de sus amigos envió un mensaje al grupo de WhatsApp que compartían, en el que les contó que Fernando “estaba inconsciente”.
La querella pide precisar en qué parte de Le Brique sucede el incidente. “Estábamos caminando por la pista en dirección a la salida del boliche”, afirmó. Luego, aseguró que tuvo miedo de Luciano Pertossi, que lo vio “como enojado” y que se fue al patio de la disco “a tomar aire”. Ya afuera, cuando el mismo grupo los ataca, volvió a sentir el mismo miedo y se retiró.
Tras la golpiza, Rozas también sufrió lesiones en la oreja e “hinchazón en el pómulo derecho”.
Alejandro “Chiqui” Muñoz, jefe de seguridad de Le Brique al momento del crimen de Fernando, es imponente: mide 2.03 metros, pesa 150 kilos y este miércoles dijo que necesitó pedir ayuda para expulsar a Máximo Thomsen.
“Cuando llegué la pelea ya había terminado. Me lo señalan a Thomsen, trato de sujetarlo solo y me hizo tanta fuerza que tuve que pedir ayuda a uno de mis compañeros para sacarlo. A Fernando, en cambio, lo sacaron tranquilo, no tenía camisa”, recordó.
Y agregó sobre el rugbier: “Lo tuvimos que sacar entre dos porque estaba muy agresivo. Thomsen era el más alterado”. Luego, relató: “Cuando llego a la puerta veo a todos los ‘rugby’ y veo que se van turnando para pegar a Fernando: trataban de separar a los amigos y dejarlos a cinco o seis metros. Unos cubrían a los amigos y otros le pegaban (a Fernando). El que más le pegaba fue el chico que saqué yo: Thomsen. Me concentré en él porque, mirá que yo soy grande, pero no lo pude contener”.
Se proyectaron dos videos durante el testimonio de Muñoz y el testigo refirió que a los imputados los sacaron por Avenida Buenos Aires, y que a Fernando y sus amigos, por la entrada principal, sobre la Avenida 3. Dijo que es parte del “protocolo”. “Yo siempre les digo que se vayan a su casa, pero acá hubo una diferencia: unos salieron violentos, otros no”.
En el momento crucial de su testimonio, Muñoz se quebró: “Hace veinte años que trabajo de esto y jamás vi tanta saña. Todo patada, patada, patada”.
Se reanuda la audiencia con el testimonio de Fabián Maximiliano Ávila, empleado de seguridad de Le Brique. Al momento del crimen, trabajaba en el local bailable desde hacía cuatro años. Hay otras tres personas de esa disco que fueron citadas para comparecer y no se presentaron.
Fabián Maximiliano Ávila, empleado de seguridad de Le Brique al momento del crimen, fue el que retiró a Fernando del boliche.
“Cuando vi que se empezaron a pelear en el medio de la pista, yo bajé, pasé entre medio de la gente y justo vi a Fernando y a uno de los chicos. Yo agarré a uno de los ‘rugby’, no sé quién era, uno de pantalón corto. En ese momento, Fernando, que tenía la camisa rota, le pegó una piña en el estómago al que yo sostenía. Nos caemos los dos para atrás, y ahí me levanto y lo agarro a Fernando y le digo que me acompañe afuera”, relató el testigo.
Y siguió, al tiempo que señalaba el video donde se veía cómo retiraban a los imputados del boliche: “La otra persona quedó en la pista y la sacaron mis compañeros. No sé de quién se trataba. Si tuviera que describirlo diría: pelo castaño largüito, pantalón corto y camisa. Creo que lo sacaron Alejandro Muñoz y otro más, que no me acuerdo el apellido”.
Con eso, culminó su declaración. El siguiente testigo declara por vía telemática desde la provincia de Neuquén. Se trata de Cristian Ignacio Gómez, compañero de Ávila en Le Brique ese 18 de enero de 2020.
“Con mis compañeros trabajamos en equipo. En un momento veo que uno deja su lugar para separar a un grupo y se baja de la tarima para separar. Entiendo que estaba separando a Thomsen de Fernando Báez Sosa. Mi visión es lejos, es de noche”, describió el testigo. Y recordó: “Cuando llego, la pelea estaba iniciada. Termino calmando y reduciendo a Matías Benicelli, que agredía a todo aquel que identificara como rival o de otro grupo. Yo lo saqué de Le Brique. Reduciéndolo con los brazos en la espalda”.
Luego, continuó: “En ese momento, escuché que alguien me dice: ‘A él no lo sacás’. Me miraba con cara de loco, sacado, agresivo. Resultó ser Thomsen”.
Tomei le pide que defina a qué se refería con “loco, sacado, agresivo” que le adjudicó a Máximo Thomsen. “Puede ser el alcohol que tomaron dentro. Lo que si entiendo es que estaba totalmente sacado”, cerró el testigo y se fue de la sala.
Maximiliano Rosso Suárez, el policía que le practicó RCP a Fernando Báez Sosa la noche del ataque, comenzó a declarar contó que por las noches quedaban apostados en esa zona de Villa Gesell porque ocurrían “varias peleas, tanto por la avenida como en la zona trasera del boliche”.
Entonces relató que la noche del crimen fueron con su grupo hacia el frente de Le Brique porque se escuchaban “gritos”. Y siguió: “Veo a un chico en el piso, rodeado por gente y gritos. Pregunto qué había pasado y me dijeron que hubo una pelea; y (les pido) si podían informarme quiénes lo habían golpeado. Comuniqué a mi comisión los detalles que me brindaron: ‘Tres personas, uno camisa negra, otro rastas, camisa blanca rasgada’. Con esos indicaciones mande al grupo a buscar a esas personas”.
Explicó que regresó al frente del boliche después de atender otra pelea. "Encontré al chico tendido. Le faltaba la remera y las zapatillas, le habían puesto una campera, algo para taparlo", describió el estado de Báez Sosa.
"Veo que no se movía. Procedo a tomarle el pulso: no tenía. Me arrodillo, comienzo a hacerle maniobras de RCP, pido apoyo y una ambulancia", continuó Maximiliano Rosso Suárez, que dijo haber estado acompañado por otros cuatro policías.
El policía recordó que no fue el único en intentar salvar a Fernando, que una joven también le hizo luego maniobras de RCP; pero que antes de eso fue él quien le constató el pulso colocando su “mano sobre el cuello, sobre la arteria, y contando... No sentía y, además, estaba quieto, no se movía”.
Fuente: Infobae- Clarín- Télam