Los neuquinos eligen: Más atraso populista o progreso
La provincia está en un punto de inflexión: más populismo, o un camino que empiece por la diversidad, el diálogo, los acuerdos, y el crecimiento. Sesenta años de MPN y Neuquén sigue siendo desigual, con pobreza, inflación y desempleo.
Los pueblos que perpetúan los populismos caudillistas por siempre jamás terminan pagando tales elecciones con pobreza, marginalidad, inseguridad, analfabetismo crudo y digital, clientelismo -que no es más que una forma de esclavitud moderna- y dependencia absoluta del gobierno, a través de empleo, beneficios, planes, o negocios. La "torta" siempre es para unos pocos, y para el común de la población, quedan las migajas. El 37,2 % de pobreza en ésta, la provincia petrolera más rica que se jacta de los récords de producción en Vaca Muerta, es el termómetro fiel de estas afirmaciones. De acuerdo a las últimas mediciones oficiales disponibles, 117.264 neuquinos tienen problemas hoy para llegar a su canasta básica. Prescinden de bienes y servicios, o de vivienda, o de educación y salud. Viven como pueden.
El ejemplo típico de los populismos empobrecidos es Santiago del Estero, donde este martes se montó la última fiesta de la selección argentina en el imponente estadio Madre de Ciudades. Son el quinto estado más pobre del país, con un 40 % de personas bajo la línea de pobreza. Pero su desempleo es de sólo el 1,6 % porque el Estado es el empleador excluyente. La Formosa actual, la Corrientes de los Romero Feris, la propia Santiago de los Juarez alguna vez y de los Zamora en la actualidad, la San Juan del bloquismo de los ?80 son los ejemplos clásicos de populismo empobrecedor. Pueblos donde la rebeldía se apaga, porque la gran mayoría de la población depende en mayor o menor medida del Estado.
Neuquén va por ese camino de empobrecimiento paulatino. Altos índices de pobreza e indigencia, problemas para brindar un sistema eficiente de salud donde falta hasta lo indispensable, y una educación que en vez de ser de excelencia, ingresó en el cono del paupérrimo promedio nacional. Los alumnos de escuelas públicas de Neuquén, la provincia petrolera rica, la "Abu Dabi" nacional como suelen escribir por allí quienes no conocen a fondo nuestra realidad, deberían tener a disposición aulas digitales y estar aplicando la inteligencia artificial a sus conocimientos. Estar preparados para ingresar a cualquier universidad del mundo o a una empresa de Silicon Valley. A cambio, hay escuelas sin clases por falta de gas u otros problemas de infraestructura y alumnos de bajo rendimiento. Esto pasa en la tierra de Vaca Muerta, donde para el 40 % de la población siempre falta algo.
El populismo se agota en ciclos largos de tiempo. Pasó en el mundo. Está sucediendo en la Argentina ante la falta de soluciones a problemas concretos, y comienza a ocurrir en Neuquén. La paridad que marcan las encuestas de uno y otro lado a menos de tres semanas de las elecciones de gobernador así lo indican.
Los ciudadanos de esta provincia solemos tener comportamientos cíclicos. En muchas oportunidades los votantes de la Ciudad de Neuquén, que concentra la mayor parte del padrón electoral, han votado partidos políticos distintos al MPN. Las cuatro intendencias de Horacio "Pechi" Quiroga con distintos armados políticos así lo atestiguan. Pero a nivel provincial, nunca el MPN perdió una elección de gobernador. Incluso gobernaron antes de las últimas dos dictaduras, formando parte de gobiernos de facto entre 1970 y 1973. Sí perdieron elecciones legislativas más de una vez. Fue el máximo correctivo que la ciudadanía se permitió. Y ello tiene sus motivos.
En los estados pre democráticos populistas, todo está relacionado al poder. Desde los grandes negocios mega millonarios que el MPN administra con la abultada billetera del partido y sus dirigentes, hasta el más mínimo kiosco que vende fotocopias para algún organismo del Estado. El Movimiento Popular Neuquino supo cuidar a su clientela aun a costa de sangre, como en los casos de la trabajadora Teresa Rodríguez (gobernaba Felipe Sapag) y del maestro Carlos Fuentealba (gobierno de Jorge Sobisch).
Si en Neuquén aparecen grupos de, por ejemplo... Taxistas, o trapitos, o fleteros, o ex ferroviarios, o coleccionistas de huellas de dinosaurios, o adoradores de la luna llena, o de cualquier grupo que se les pudiera ocurrir; para existir tendrán que responder al MPN. Pero si mañana aparecieran otros grupos antagónicos a los primeros, entrarán al "sistema" si el MPN lo permite y ve réditos en ello. Si hay una "mafia" de algo, la que fuere, tendrá supernumerarios que reportarán en los sótanos del partido del gobierno. Y también serán del MPN quienes los combatan. Nos parecemos y mucho a esa maravillosa obra de Osvaldo Soriano, "No habrá más penas ni olvido...". Muy pocas organizaciones, instituciones y dirigentes escapan a esta regla no escrita. El que lo consigue, es perseguido y estigmatizado.
El partido maneja el gobierno, la Justicia, jueces en sí, tiene tentáculos en los organismos de control, penetró a los gremios, y todo tipo de organizaciones. En esta provincia de poder hereditario tienen más poder y beneficios las "orgas" que las personas, con el MPN a la cabeza. Vaya una prueba: grupos de mapuches enojados porque el gobierno provincial no apura el relevamiento de tierras previsto en la ley nacional 26.160, cortan rutas. ¿Qué consiguen? Que el Gobierno de Neuquén les prometa soluciones habitacionales y viviendas. Es el mismo gobierno que construye menos de 360 casas al año. Ello, mientras miles de trabajadores neuquinos sufren cada mes con la aplicación de los aumentos previstos en la ley de alquileres.
Las malas gestiones no son gratis. Las encuestas habituales de CB Consultora ubican al gobernador Omar Gutiérrez en el grupo de los peores valorados por sus ciudadanos, entre todos los mandatarios del país. Es el único gobernador no kirchnerista o peronista que figuró en el último puesto, cómodo, en diciembre. En febrero lo "superaron" en peores gobiernos el riojano Ricardo Quintela (aun no empiezan las clases y hay paro de la Salud), y los kirchneristas Axel Kicillof y Alicia Kirchner.
La baja imagen del gobierno es un resultado lógico de las malas gestiones. Es coherente, en una provincia rica pero pobre, en una provincia en la que brotan los dólares desde la roca pero hay 37,2 % de pobreza (más que la media nacional) y aún persisten -en medio de un récord de empleo privado por la explotación de gas y petróleo- unas 25.000 personas que no tienen trabajo, o están subempleados, o con un trabajo no viven, o están buscando activamente y no consiguen, dato medido en el conglomerado urbano Neuquén-Plottier por el Indec.
El panorama negativo, insuficiente, a pesar de la enorme riqueza petrolera y del capitalismo de amigos del Movimiento Popular Neuquino, ha provocado una "grieta" en la política local. Por eso el postulante a gobernador del oficialismo, el vicegobernador Marcos Koopman, no llega en ninguna encuesta seria al 30 % de la intención de voto del total de la población. La paridad con el principal candidato opositor Rolando Figueroa es absoluta. Es la primera vez que alguien logra desafiar el poder omnímodo del MPN. Un poder sin límites ni contrapesos. Además del gobierno, manejan 50 de 57 municipios. 52 comunas eligen intendente el 16 de abril junto a la elección de gobernador. Hay 13 intendentes que van por la reelección. Diez, son del MPN.
La construcción del diputado nacional y ex vicegobernador Figueroa fue inteligente, buscando afinidades políticas, diálogo, y una visión integradora, productiva, desarrollista, con perspectiva humanista, poniendo a Neuquén y a los neuquinos por encima de todo, juntando voluntades en distintas fuerzas partidarias. No importa tanto el color político, como qué hacer para que los neuquinos vivamos como nos merecemos, por nuestro trabajo y nuestras riquezas.
El "voto útil" jugará su papel el 16 de abril. Hay seis candidatos a gobernador. Algunos son testimoniales. Otros, ya están pensando en otra cosa. Podría ser el caso de Ramón Rioseco, el candidato a gobernador por el Frente de Todos, y ex intendente de Cutral Co, donde gobierna su familia. Sería candidato a intendente de aquel enclave petrolero que ya gobernó entre 2007 y 2015 a pesar de que es candidato a gobernador. Todos lo saben en la política neuquina. La billetera del MPN suele lubricar las divisiones opositoras, para fortalecer al partido provincial. Una jugada tan antigua como la política misma.
Durante muchísimos años, la política de Neuquén ha sido un "juego de tronos" de una familia multimillonaria, que ha vivido sus propias e históricas divisiones. Nuestro "Dallas" casero, que tras sesenta años de poder estatal, apenas sostiene una provincia donde los habitantes viven -en general- alrededor del "promedio" nacional. Y ello, a pesar de las enormes riquezas que nos dan el gas, el petróleo, el comercio, los servicios, y el turismo. Riquezas que permitieron un fenómeno extraño: Al revés que la población, el 100 % de los dirigentes del MPN tiene un muy buen pasar. Algunos, son muy millonarios. ¿O alguien conoce a algún dirigente o ex funcionario del MPN pobre? Ese dato no aparece en las estadísticas oficiales.
Somos, en definitiva, una provincia muy rica, pero empobrecida y cuesta abajo. Lo que resta por saber ahora, y con las encuestas parejas, es si los neuquinos haremos un gesto de rebeldía histórica, de liberación, de apertura, de valentía cívica el 16 de abril buscando vivir mejor, o seguiremos todos atados al poder sin límites del Movimiento Popular Neuquino, que nos llevó a este presente gris, luego de sesenta años de ejercicio del poder.
Un poder que sólo pudo producir bienestar para los afortunados de siempre.