Seres queridos y allegados a Juan decidieron donar su salario y convocaron a la comunidad a reunirse el 1 de mayo a las 11 en el comedor Esperanza y Lucha, llevando consigo alimentos perecederos.
En un atrapante final, el taxista debió abandonar la casa más famosa del mundo. Rompió en llanto con una videollamada de su hijo, quien se encuentra en España.