El equipo de Germán Portanova cayó 2-0 ante sus pares europeas, se despidió en la fase de grupos y sin conseguir la primera victoria de su historia en el certamen.
La posición de ambos países escandinavos representa un cambio histórico en sus orientaciones de no alineamiento a nivel global, y fueron asumidas como reacción a la invasión militar rusa en Ucrania.