Un nuevo caso de trata de personas que queda en el olvido en Neuquén
La investigación se centró en una supuesta organización que explotaba a un grupo de mujeres en departamentos situados en la calle Leloir, en Neuquén capital.
En un caso que ha remontado siete años atrás, una mujer conocida como Jessi y un hombre se encontraron en el banquillo de los acusados debido a un incidente desencadenado durante una pelea entre prostitutas.
En los últimos años, numerosos casos de trata de personas han captado la atención pública, pero a menudo han caído en el olvido después del momento inicial de controversia.
En este caso particular, la investigación se centró en una supuesta organización que explotaba a un grupo de mujeres en departamentos situados en la calle Leloir, en Neuquén capital. Tras una denuncia presentada en 2017, la justicia federal ordenó allanar los lugares donde las prostitutas atendían a sus clientes, y una mujer y un hombre, identificados como Gabriela y Chipi, fueron procesados por trata de personas.
Fue recién este mes, a través de la plataforma Zoom, que se llevó a cabo el juicio oral. La fiscalía federal neuquina descartó el cargo de trata de personas, pero sostuvo que hubo explotación económica de la prostitución ajena, agravada por el aprovechamiento de la vulnerabilidad de las víctimas y el engaño. En ese contexto, solicitó una pena de 5 años de prisión para la mujer y 3 años para el hombre, argumentando su complicidad.
En respuesta, la defensa pública de los acusados presentó un sólido alegato, señalando que todas las mujeres supuestamente víctimas estaban involucradas en la prostitución y que no se había demostrado su presunta explotación económica. Además, argumentaron que la mujer acusada también estaba en una situación de vulnerabilidad.
El juez unipersonal a cargo estuvo de acuerdo con la defensa y, de manera enfática, absolvió a Gabriela, de 39 años, y a Chipi, de 41, ambos residentes en el conurbano bonaerense.
Durante el juicio, los dos acusados declararon y explicaron que la denuncia en su contra surgió a raíz de una pelea con una de las prostitutas. Jessi, la mujer acusada, recordó que tras la denuncia tuvo que recurrir a la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR) en busca de asesoramiento. Afirmó que continuó trabajando debido a que "viajé con dinero prestado (a Neuquén) y tenía que devolverlo al regresar".
Por su parte, Chipi afirmó ser amigo de la principal acusada y que en Neuquén se encargó temporalmente de proteger a las mujeres hasta que estalló la pelea entre ellas. Mostró su malestar por la acusación, señalando: "Estoy siendo perjudicado por una invención".
Una de las testigos reconoció que no fueron obligadas a viajar a Neuquén para ejercer la prostitución y que tuvieron que regresar a Buenos Aires después de la pelea entre la principal acusada y otra mujer. De las diferentes declaraciones, se pudo concluir que las mujeres decidieron trasladarse a Neuquén porque allí se pagaba mejor.
Además, una testigo experta destacó durante el juicio que, al carecer de mecanismos institucionales y un marco legal para resolver conflictos que puedan surgir en el ámbito del trabajo sexual, las protagonistas recurren al sistema judicial para denunciarse mutuamente.
Fuente: Medios