El paro de ATEN y la mal llamada negociación salarial
La discusión por los recursos neuquinos
La puja por la caja pública de y entre los sindicatos se llevaron el protagonismo de las últimas jornadas. Aunque un poco resignado, el sector privado observa estupefacto la angurria por "los recursos de todos" que exhiben sin disimulo los sindicatos del Estado. En rigor, ATE, UPCN e incluso UNVAP no hicieron más que lo considerado "normal". Este año la nota la dio ATEN.
El contexto es el de una provincia siempre al borde del quebranto, cuya deuda en dólares se duplica producto de la devaluación, que ha dejado de percibir el 83 por ciento de las transferencias directas nacionales, con una merma en recursos coparticipables que ronda el 20 por ciento, una planta de "cien mil empleados públicos", apurada por los 100 mil millones de déficits de municipios que piden (por tradición) auxilio a las arcas provinciales y otro bono contribución por el mismo monto para el poder judicial. Sobre ese cuadro de situación, en el marco nacional de un proceso de estanflación y ajuste, este año la caja provincial debe atender, solo por citar el ejemplo más inmediato, 320 millones de dólares en pasivos e intereses. Cada mes, cuando el Estado neuquino termina de honrar salarios, gastos corrientes y pasivos heredados, "no queda más plata".
Además de los laberintos financieros del Estado provincial cuya administración ha sabido pisarse los cordones durante años, las demandas legítimas siguen allí. El 56 por ciento de neuquinos vive por debajo de la línea de pobreza. Desocupados, sub- ocupados, trabajadores informales, productores, pymes, autónomos, empleados del sector privado y monotributistas. Se trata de una gesta dispersa de contribuyentes que rara vez obtiene beneficios directos del sector público pero cada mes, de una u otra manera, recibe la cuenta. Si alguien le dijera a un trabajador privado que sus ingresos aumentarán en forma automática acompañando la inflación, sencillamente recibiría como respuesta una sonrisa por la divertida y ridícula ocurrencia.
Con aquel cuadro financiero de fondo y ante estos últimos espectadores, ciertos sectores del sindicalismo, atrincherados en ATEN, se pretenden víctimas exclusivas del orden internacional, el ajuste nacional y la crisis provincial. En rigor, la mitad de los trabajadores de la educación neuquina no participa en elecciones gremiales. Del universo sindicalizado, solo un poco más de la mitad rechazó la última propuesta salarial en las asambleas soberanas del gremio. En números, la decisión de que los chicos no tengan clases es avalada por apenas más de tres mil personas.
Los términos de la propuesta...
La lista de concesiones que el ministro de gobierno, Jorge Tobares, ofreció en el proceso de paritarias es difícil de enumerar sin cansar al lector. Entre ellas: actualización salarial por IPC cada tres meses (incluidas las asignaciones familiares cada 6 meses); pago del Fondo Nacional de Incentivo docente y conectividad; suma extraordinaria de 100 mil pesos por cargo y de 200 mil para aquellos docentes con cargas horarias de 35 a 40 horas; suma extraordinaria para jubilados del sector; incremento del 30 por ciento en la antigüedad; 21.750 pesos en concepto de conectividad provincial; modificación de los porcentajes por ubicación desfavorable y... MUY DESFAVORABLE; incrementos del 60 por ciento en comedor, refrigerio y gastos generales... la nómina sigue... Los términos concedidos por el nuevo gobierno provincial incluyen reivindicaciones no reconocidas a los gremios desde tiempos de Don Felipe. Las condiciones para firmar la paritaria ofrecidas por el gobierno alcanzaron el 98 por ciento de los requerimientos iniciales del gremio docente.
La interna sindical y la política partidaria
La lectura del rechazo gremial admite y casi exige una lectura política. Cohabitan en ATEN, como en casi todos los gremios, dos tendencias marcadas. Una línea moderada que visibiliza a la organización como un medio de lucha por mejores condiciones laborales. Y una línea radicalizada que interpreta a los espacios gremiales como brazos políticos de una lucha más amplia, con pretensiones revolucionarias. Una vidriera imperdible para la "guerra de guerrillas" soft del pos -marxismo del siglo XXI. Es en ese trasfondo, un tanto extemporáneo, en el cual se debate el presente y el futuro de miles de niños y niñas neuquinas. No de todos. Siete de cada diez estudiantes del sistema público de educación en Argentina, son pobres, y la mitad de ellos, abandona su educación formal antes de completar el colegio secundario. Los sectores sociales medios y medios-altos, ya admiten sin ningún remordimiento que envían o intentan enviar a sus hijos a instituciones educativas privadas. "Revoluciones eran las de antes" soltó con nostalgia un viejo intelectual marxista consultado sobre el tópico.
¿Quién debe decidir?
Cerradas las paritarias entre el gobierno y ATEN, la pregunta se impone. No hubo acuerdo, ¿y ahora qué? El sentido común sugiere que, ante la falta de coincidencias, la última instancia decisoria recae sobre el gobierno. En definitiva, es la autoridad electa en democracia por la mayoría de los ciudadanos. Así lo interpretó el neo gobierno neuquino y aumentó finalmente los salarios por decreto. El decreto incluye todas las reivindicaciones antes mencionadas. Desde los sectores radicalizados del sindicato, entienden la medida como "inconstitucional y antidemocrática". Comienzan tiempos de conflicto, paros y movilizaciones. Será el conjunto, ahora sí de todos los docentes, el que prestará o no la aceptación tácita del acuerdo concurriendo a las aulas. Mientras tanto, las familias y los chicos deberán, otra vez, esperar y organizarse.
