El Malbec Los Amantes 2022, elaborado por Federico Gambetta en la bodega Altos Las Hormigas, fue elegido como el mejor vino argentino del año por el influyente crítico estadounidense James Suckling. Con 99 puntos y el puesto 41 en el ranking global de los 100 mejores vinos de 2025, se convirtió en el más destacado del país.
Suckling elogió su “armonía entre taninos, fruta y frescura” y lo describió como “herbáceo y aromático, con taninos vibrantes y una fruta delicada y cautivadora”. El vino proviene de una parcela de una hectárea en El Jardín de las Hormigas, en Altamira, y forma parte de una línea 100% orgánica que ya había recibido 100 puntos por parte del crítico inglés Tim Atkin en su añada 2021.

Para Gambetta, estos reconocimientos son “un mimo al alma”, pero no alteran su rutina. “Al día siguiente se trabaja exactamente igual. Nos dan paz y consolidan un estilo que construimos año a año”, afirmó.

Su filosofía se basa en disfrutar el proceso:“Hago vino, me encanta hacer vino y disfruto eso. Todo lo que llega por fuera, lo festejo, pero sigo adelante”.

Nacido y criado en Mendoza, Gambetta respira vino desde chico. Su familia tiene tradición vitivinícola y desde pequeño entendió que hacer vino era “amar la tierra y entender el tiempo en la bodega”. Tras recibirse de ingeniero agrónomo, trabajó en el INTA investigando el impacto del cambio climático en el Malbec, y luego se perfeccionó en Italia, Francia y Estados Unidos.

Su recorrido profesional incluye experiencias en Catena Zapata y en Caro, el proyecto de alta gama de la familia Catena junto a Rothschild. En 2020, fue convocado por Alberto Antonini para sumarse a Altos Las Hormigas, donde hoy lidera una viticultura “de sastre”, adaptada a cada tipo de suelo y cada añada.

“No seguimos ninguna receta, es una viticultura dinámica”, explicó. Cada cosecha es una cápsula del tiempo, una interpretación distinta del mismo terroir. “Si el año fue cálido, frío, lluvioso o seco, todo cambia, desde la poda hasta la crianza en bodega”, detalló.
Gambetta también destaca el componente humano y afirmó: “Los vinos del Federico de 2021 no tienen nada que ver con los del Federico de 2025. Cambiamos nosotros también”. En la bodega, una frase escrita en un tanque resume su filosofía: “Esta es tu vida, hacé lo que amas y hacelo con frecuencia”.

Aunque advierte que “no hay que romantizar la cosecha”, reconoce que es un momento de intensa adrenalina. “Me conecta conmigo mismo. Cada cosecha me recuerda que estar en el proceso es lo que más me gusta”, compartió en redes.
Además del Malbec, Gambetta apuesta por explorar otras variedades. “Hay una corriente muy buena de vinos no Malbec. Los blancos, la garnacha, las criollas, están creciendo a ritmos impresionantes”, señaló. Como ejemplo, mencionó el Bonarda de la bodega, que fue “sold out” cinco años seguidos.

El enólogo forma parte de una nueva generación “más global”, que busca comunicar de forma más cercana y emocional. “Han cambiado las reglas del juego. Hoy el rol del enólogo también es ir puerta por puerta con la valijita de vino y hablar sin tanto lenguaje técnico”, explicó.
El vínculo con chefs y sommeliers también es clave. “La charla con la gastronomía genera nuevas ideas y maridajes que aportan mucho valor”, afirmó.
Sobre el futuro del vino argentino, Gambetta advierte que la crisis es global y que la polarización será más marcada. “La gama media será la más afectada. Lo que mejor funciona es el segmento entre 10.000 y 30.000 pesos. La Argentina, más allá de los costos y la caída del consumo, está en un momento maravilloso a nivel calidad y búsqueda”, concluyó.
Fuente: Medios







