Educaci贸n vs. Instrucci贸n
En un sistema como el nuestro, una educaci贸n sana s贸lo puede conducir a un verdadero cuestionamiento de todo lo que existe en nuestra sociedad, porque un individuo educado toma conciencia de su propio valor y respeta los dict谩menes de la sociedad s贸lo cuando 茅stos est谩n en sinton铆a con el sentimiento interior de cada uno.
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Hay una extra帽a confusi贸n en considerar 鈥渆ducaci贸n鈥 e 鈥渋nstrucci贸n鈥 como sin贸nimos, como si instruir a un ser humano y educarlo fuera lo mismo. Esta diferencia, aunque considerada marginal, es m谩s bien abismal, y concierne a mucho de lo que queremos definir como globalizaci贸n (en detrimento del libre pensamiento).
Educar deriva del lat铆n educere y literalmente significa sacar, con el prefijo e- expresa la idea de sacar a la luz algo que est谩 oculto. Educar, por tanto, equivale a sacar del sujeto (el alumno o ni帽o que es) lo que ya le es inherente, y el maestro/padre/educador solo debe actuar como gu铆a sin contaminar o desviar ese movimiento. Una visi贸n ciertamente rom谩ntica, que se alinea con la de Jean-Jacques Rousseau, considerado por muchos como el padre fundador de la pedagog铆a moderna.
De hecho, seg煤n Rousseau, el hombre es por naturaleza "bueno", un ser superior al "civilizado", puro, libre, a煤n no contaminado, a煤n no encadenado. Y es s贸lo a trav茅s de la educaci贸n (seg煤n el fil贸sofo y pedagogo franc茅s) o, sacando a la luz virtudes y habilidades, que se puede apuntar al desarrollo de una sociedad nueva, 茅tica y justa, diferente a la estandarizada. Ni que decir que ya en la 茅poca -mediados del siglo XVIII- sus teor铆as fueron tildadas de herejes, sus obras prohibidas y el propio Rousseau se vio obligado a huir de Par铆s para no sucumbir a una orden de arresto.
Instruir tambi茅n deriva del lat铆n, pero tiene un significado diferente, pr谩cticamente el contrario. El verbo latino instruere con la preposici贸n in- indica algo para insertar, para llevar dentro. Al instruir a una persona no sacas, sino que pones: nociones, creencias, opiniones, juicios; creas un filtro a trav茅s del cual ese ser humano mirar谩 al mundo.
Nada de romanticismo, por tanto, hay que dar vida a un hombre civilizado, dotarlo de esquemas culturales y morales que marcar谩n los l铆mites de su ser.
En la funci贸n de educar, tendemos a ver al alumno/ni帽o como un recipiente a llenar, para que pueda adaptarse a la sociedad, convirti茅ndose en un mecanismo perfecto para ella. El prop贸sito de la educaci贸n es estandarizar, crear una masa de adultos sin una forma distinta, pero "educada", marionetas que marchan sincronizadas con sus cerebros llenos de nociones refinadas y basura medi谩tica, sin preguntarse nunca si la direcci贸n tomada es la correcta, si esta es realmente la vida que so帽aban cuando eran ni帽os.
"La mente no necesita, como un jarr贸n, ser llenada, pero, como la le帽a, solo necesita una chispa para encenderla, que da el impulso de la b煤squeda y el deseo de la verdad鈥. (Plutarco - "El arte de escuchar")
Han pasado casi dos mil a帽os desde esta afirmaci贸n del fil贸sofo griego fuertemente influida por el pensamiento de Plat贸n, sin embargo, seguimos insistiendo solo en la educaci贸n, es decir en ver la mente de los ni帽os -y la de los adultos- como un jarr贸n, por lo que los j贸venes est谩n cada vez m谩s "aburridos", porque les falta esa chispa que les permita dar vida a un impulso que pueda tender hacia el sentido de la vida, hacia el n煤cleo de la existencia.
En un sistema como el nuestro, una educaci贸n sana s贸lo puede conducir a un verdadero cuestionamiento de todo lo que existe en nuestra sociedad, porque un individuo educado toma conciencia de su propio valor y respeta los dict谩menes de la sociedad solo cuando 茅stos est谩n en sinton铆a con el sentimiento interior de cada uno.
Educar e instruir, por tanto, no solo tienen dos significados distintos y opuestos, sino que son ante todo dos enfoques y dos filosof铆as de vida diferentes; pero, cuidado, los considero complementarios. No se trata de satanizar uno y santificar el otro, ni siquiera se trata de aceptar o excluir, sino que se trata de interactuar entre ambos: el desarrollo del saber debe ir de la mano con el desarrollo del ser.
Ambas filosof铆as son fundamentales para vivir en sociedad. Nunca antes ha habido una escasez de oyentes como hoy, y si realmente queremos educar a alguien, primero debemos escucharlo, para comprender qu茅 podemos obtener de 茅l.
As铆 que, a los maestros, a los educadores, que no s贸lo quieren refugiarse en dar nociones, sino que a trav茅s de su chispa intentar谩n 鈥渟acar鈥 hombres y mujeres conscientes, seres humanos dispuestos a cultivar sus talentos; almas activas que no sufren del mundo, sino que participan activamente en su desarrollo; conciencias 煤nicas, no globales, dotadas de libre pensamiento.
Esto es lo que necesitamos ahora m谩s que nunca.
*Redacci贸n Nelson Salvati