¿Por qué nos cuesta tanto decidir? Estas son las herramientas para estar listos
Elegir implica un gasto energético enorme, sobre todo si se trata de cuestiones que vos considerás importantes en una etapa de tu vida. Y eso es porque toda elección, implica una renuncia.
* Por Lic. Merlina Faggiolani
Cuando elegimos algo, dejamos montones de posibilidades atrás. Implica saber que vamos a llevar con nosotros la responsabilidad por aquello que sà elegimos, que como todo, tiene consecuencias. Pero no siempre estamos listos para asumir esa responsabilidad.
Atrás de elegir está el miedo: a equivocarnos, a perder el control, a ser rechazados. Este miedo puede hacer que posterguemos decisiones importantes y nos paralicemos, como una manera de mantenernos protegidos ante las posibles consecuencias de una elección. Y mientras más grande sea la decisión que tomemos, mayor va a ser el miedo que podemos experimentar.
Pero es importante aclarar que el miedo es necesario, por algo lo tenemos. Nos ayuda a reflexionar y evaluar riesgos para salir lo menos dañados posible. El problema es si el miedo nos paraliza y nos domina, sobre todo ante cuestiones que tienen un nivel menor de importancia, que suelen ser las más cotidianas. Por lo tanto, sentir a menudo estos niveles de temor, puede ser perjudicial para nuestra salud de diferentes formas. Asà que es importante diferenciar los grados de importancia que tienen los sucesos y las posibles decisiones.
Si bien cuando “no elegimos†creemos que disminuimos los riesgos, estamos eligiendo también. Estamos eligiendo no elegir. O sea que, por acción o inacción, se generan consecuencias igual, sea mediante nuestra actividad o nuestra pasividad.
Para poder elegir de forma consiente, es mejor si conocemos la mayor cantidad de posibilidades que tenemos en frente. Y sobre todo confianza en nosotros mismos. Sin confianza, puede hacerse más complejo y acarrear mayor molestar e inseguridad. Por eso es de suma importancia tener un criterio propio, trabajar en construir nuestro criterio subjetivo que no tiene por qué ser algo rÃgido, puede construirse en bases seguras pero flexibles que tengan el poder de adaptarse mejor al cambio y las circunstancias.
Si no trabajamos la autoconfianza, las crÃticas externas frente a posibles equivocaciones consecuencia de nuestra elección, pueden tornarse mucho más duras y difÃciles de sobrellevar. Por eso somos nosotros mismos los primeros que debemos aceptarnos frente a esos posibles errores. Si nuestra autoexigencia es desmedida y severa, vamos a ser más vulnerables al entorno.
Para que te quedes con una idea práctica sobre el tema, para elegir con mayor conciencia es mejor si conoces las opciones y posibles consecuencias de cada elección, sabiendo que no lo sabrás jamás con certeza, por más de que te empeñe en sobre analizarlo.
Una vez que hagas esto y tengas cierta planificación con margen de error, hay que pasar a la acción y no quedarte orbitando en el pensamiento. Porque las decisiones que tomamos no están 100% bajo nuestro control, hay variables desconocidas que no podremos controlar.
Y recuerda, podemos tomar las equivocaciones como un aprendizaje para futuras elecciones. No hay aprendizaje posible sin error y es asà que muchas veces el éxito oculta lo que la derrota enseña.
* Merlina Faggiolani, Lic. en PsicologÃa - Mat. 4674 - https://www.instagram.com/lic.mfaggiolani/