Gobernadores de distintos signos políticos rechazaron las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras su encuentro con Javier Milei en Washington. Coincidieron en que el respaldo explícito al libertario de cara a las elecciones del 26 de octubre constituye una intromisión en los asuntos internos argentinos.
El santafesino Maximiliano Pullaro fue uno de los primeros en pronunciarse. Dijo que le “preocuparon” los dichos de Trump y que la reacción de los mercados demuestra la “inquietud” que generó su intervención. “Las relaciones entre los Estados son entre los Estados, no entre afinidades personales. Condicionar la ayuda al resultado de una elección nos pone en un lugar preocupante”, advirtió.
Desde Buenos Aires, Axel Kicillof sostuvo que Milei “puede tener los amigos que quiera, pero su obligación es con el pueblo argentino”. Criticó además el rumbo de la gestión nacional: “Es muy grave que el Gobierno ataque al Instituto Nacional del Cáncer y deje de distribuir vacunas y medicamentos. Las prioridades deben ser otras”.
En la Patagonia, el gobernador Alberto Weretilneck también apuntó contra la postura del exmandatario estadounidense. Calificó el gesto de Trump como una “extorsión” y defendió la soberanía del voto popular. “No podemos aceptar condicionamientos extranjeros. Que un país diga ‘acompañamos, pero voten a fulano’, es inaceptable”, expresó en una conferencia de prensa en Bariloche, antes de participar en la firma de contratos de obras para la Universidad Nacional de Río Negro.
Las críticas de los mandatarios reflejan una preocupación transversal por el impacto político y económico que puede tener la injerencia internacional en plena campaña electoral, en un contexto de alta tensión y con la economía todavía en fase de ajuste.