Este jueves se estrenó “50 segundos: el caso Fernando Báez Sosa”, una serie documental que muestra por primera vez los testimonios de seis de los ocho rugbiers condenados por el crimen ocurrido en enero de 2020 en Villa Gesell. En sus relatos se mezclan culpa, vergüenza, arrepentimiento y la búsqueda de una nueva identidad tras las rejas.
La producción, disponible en Netflix, no solo revive los momentos previos y posteriores al ataque, sino que también reconstruye la vida de los protagonistas después de la condena. Desde el penal de Melchor Romero, varios de ellos reflexionan sobre su rol en el hecho, la relación con sus familias y la pérdida de la libertad.
Máximo Thomsen: “Sentí mucha vergüenza”
Máximo Thomsen, considerado uno de los principales responsables y condenado a prisión perpetua, contó que deseaba que el juicio “se haga lo más pronto posible”. También recordó los primeros días tras ser detenido:
“No quería que me venga a ver nadie porque tenía mucha vergüenza. Mi mamá me decía: ‘Yo sé que vos no hiciste nada’, pero le dije: ‘Mamá, estuve ahí’. Desde el primer momento le conté todo, porque entendía que si había hecho algo, lo tenía que decir”.
Thomsen repasó cómo comenzó aquella noche:
“Habíamos llevado mucho alcohol desde Zárate para no gastar tanto allá. Nos instalamos en la playa, estaba llena, y empezamos a tomar como a las cuatro de la tarde”.

Sobre el momento del ataque, dijo que fue una secuencia confusa y “sin planificación”.
“Sentí dos golpes y uno de los chicos me ayudó a levantarme. Me dejaron en la rampa de la salida de emergencia. Mi conflicto fue con los de seguridad, en ningún momento miré quién estaba peleando”.
También habló de su vínculo con el deporte y su familia:
“Pasé por todos los deportes hasta que elegí el rugby, por la admiración que le tengo a mi papá. No era el más destacado, pero era rápido y metía puntos”.
Ciro y Luciano Pertossi: “Madurás muy rápido acá adentro”
Luciano Pertossi, también condenado a perpetua, consideró que durante el juicio fueron juzgados “por otro lado”.
“Uno por un acto termina con el papá hablando en un juicio por vos. Me hace mal pensar en mi familia. Nunca pensé en ponerlos en una situación así. Rezo mucho; después de todo lo que se vive acá, uno madura muy rápido”.

Su hermano Ciro Pertossi, igualmente condenado a perpetua, expresó que sintieron que el fallo ya estaba decidido:
“Nosotros ya estábamos condenados desde antes. Era imposible salir con algo a favor”.
Además, valoró el apoyo de su padre:
“Verlo tan mal fue muy feo, pero también estoy agradecido porque se plantó ahí a defenderme. Esto me hizo darme cuenta de la buena vida que tenía y no valoraba”.
Enzo Comelli: “Estoy muy arrepentido”
Enzo Comelli, otro de los sentenciados a prisión perpetua, fue contundente:
“Estoy muy arrepentido de todo lo que pasó, 100%. Y me voy a arrepentir siempre. Sin intención de haberlo causado, pero arrepentido al fin y al cabo”.

Blas Cinalli y Ayrton Viollaz: entre la culpa y la esperanza
Blas Cinalli, condenado a 15 años de prisión, habló sobre la violencia y su entorno familiar:
“Dicen que la violencia viene de la casa, pero mi mamá nunca me inculcó eso. En ese momento sentía mucha impotencia”.
Por su parte, Ayrton Viollaz, con la misma pena, recordó aquella madrugada como una noche de confusión y exceso:
“Era de madrugada y estábamos borrachos. Ninguno tenía en la cabeza lo que había pasado”.

Aun así, mostró esperanza en el futuro:
“Sé que en algún momento voy a tener que continuar con mi vida fuera de esto, y espero que sea de la mejor manera”.
En conjunto, los testimonios de los seis rugbiers muestran distintas miradas sobre un hecho que marcó a la sociedad argentina. El documental busca reflejar las consecuencias personales y familiares de un crimen que aún genera conmoción y debate.
Fuente: Medios







