Más de una semana después del violento episodio que terminó con la muerte de un hombre en la entrada de la guardia del Hospital Heller (y que derivó en el apartamiento de cuatro policías) un nuevo testimonio aportó detalles estremecedores. La mujer, que pidió reserva de identidad por temor a represalias, aseguró que vio al hombre pedir ayuda antes de desplomarse.
La testigo, que estaba siendo atendida en la guardia, relató que el hecho ocurrió el martes 11 de noviembre por la madrugada, cuando José Galeano, de 47 años, ingresó en estado de exaltación, armado con un cuchillo. Fue reducido por civiles y policías, y pese a las maniobras de RCP realizadas durante casi una hora, murió en el shock room. Aunque la versión oficial apuntaba a un cuadro cardíaco, los relatos de testigos comenzaron a revelar un accionar policial más violento.
Según el testimonio, Galeano llegó pidiendo ayuda y su medicación. La misma médica que atendía a la testigo, llamada Victoria, fue luego quien intentó reanimarlo. “Entró con un arma blanca, sí, pero no intentó dañar a nadie”, explicó. La reducción se produjo de inmediato: “entre civiles y policías lograron hacerlo”.
Ya en el piso, el hombre insistía en que no podía respirar. La testigo aseguró que un policía tenía la rodilla apoyada en su espalda. El punto más grave del relato llegó cuando describió lo ocurrido después: “En un momento, los policías le dan una patada en la cabeza y ahí el muchacho no habló más. Se desplomó”.
Afirmó que en ese momento la situación ya estaba controlada y que no había riesgo para terceros. El cuerpo quedó inmóvil en la entrada de ambulancias hasta que fue ingresado a una camilla y llevado al shock room, donde se realizaron maniobras de reanimación durante aproximadamente una hora. “Esa patada fue letal”, agregó.
La médica salió “muy enojada” de la sala, contó la mujer, y en la puerta del hospital vio “toda la comisaría”.
El temor retrasó el testimonio: “Los testigos están muy asustados. Muchos vieron un accionar posterior que los asustó”, señaló, e incluso mencionó policías que no estuvieron de acuerdo con la actuación del refuerzo.
Los relatos coinciden en la diferencia entre la intervención necesaria para desarmar al hombre y el uso de la fuerza una vez que ya estaba neutralizado. Incluso circula una versión sobre una trabajadora del hospital que habría logrado que Galeano dejara el cuchillo hablándole por su nombre, antes de la llegada del refuerzo policial.
La testigo aseguró que había cámaras de seguridad apuntando directamente a la entrada de ambulancias: “Espero que el fiscal las pida. Se vio todo”.
El fiscal Andrés Azar se presentó en el lugar después de la muerte y avanzó en el relevamiento de cámaras. Dispuso el apartamiento de cuatro policías, cuyos nombres no fueron difundidos. La Policía tampoco brindó detalles adicionales a la prensa.
Wildo Galeano, hermano de la víctima, manifestó desconfianza en el proceso: “no tengo mucha fe, no confío en la policía”. Señaló que un médico forense le había prometido una nueva autopsia bajo el protocolo de Minnesota, pero que luego el fiscal la descartó. Dijo que todavía no le comunicaron oficialmente la causa de muerte, ya que “faltan exámenes”. Solo recibió el acta de inhumación, donde se consigna como diagnóstico “trauma cerrado de tórax grave”.
Wildo relató que cuando vio el cuerpo en la morgue observó “raspaduras en la cara, golpes en el pecho, en las costillas de los dos lados y una fractura o trauma grave en la axila”. Aseguró que las lesiones coinciden con lo que describieron testigos sobre el procedimiento policial: raspaduras por haber sido arrastrado y fracturas por la fuerza ejercida.
Según contó, el fiscal le adelantó parcialmente lo que sostiene la investigación: que intervinieron policías uniformados y uno de civil que estaba en el hospital.
La noche anterior, su hermano estaba en buen estado de salud. La pareja de Galeano contó que habían cenado empanadas de mandioca, un plato típico paraguayo, y que, en medio de la reunión familiar, él sufrió una crisis nerviosa. Consciente de su problema de salud, salió caminando desde su casa de la calle Casimiro Gómez hacia el Hospital Heller en busca de atención.
Fuente: Medios
