Los vecinos del barrio Caminos del Sol, en Plottier, aseguran que viven con miedo cada vez que se levanta el viento. Frente a sus viviendas, una alameda completamente deteriorada, con árboles secos, troncos podridos y raíces dañadas por el paso de las máquinas, se convirtió en una amenaza permanente. Reclaman que la Municipalidad intervenga antes de que ocurra un accidente grave.
Cecilia, una de las residentes históricas del sector, explicó que el temor ya forma parte de la vida cotidiana: “Es un peligro enorme. Cada día de viento pensamos que se nos va a caer un árbol encima. Es angustiante por nuestras casas, por las mascotas y por nosotros mismos”.
La vecina recordó que desde 2020 presenta notas y pedidos formales para que se realicen las podas y extracciones correspondientes. Cada año repite el trámite en mayo, la época adecuada para intervenir, pero los expedientes cambian de número, se traspapelan y nunca avanzan.
Este año lograron que personal de Medio Ambiente municipal inspeccionara la zona. El informe técnico confirmó lo que los vecinos vienen denunciando: los álamos están secos, podridos y representan un riesgo evidente. Aun así, no se efectuó ninguna tarea. “Vinieron, miraron y se fueron. No hablaron con nadie. Señalaron que había peligro, pero no cortaron ni un solo árbol”, relató Cecilia.
La alameda está sobre un antiguo canal sin uso, lo que generó disputas sobre a quién corresponde su mantenimiento. Según los vecinos, desde el municipio argumentan que se trata de un problema provincial, pero ellos aseguran que no es así, ya que el canal no forma parte del sistema de riego.
Además del peligro que representan los árboles, reclaman un abandono generalizado: calles sin veredas, máquinas que rompen las raíces al pasar, basurero irregular, falta de cloacas y servicios básicos. “Pagamos todo: retributivos, rentas, hasta un canon municipal en la boleta de luz. Pero no recibimos nada a cambio, ni siquiera buena atención”, cuestionó la vecina.
Los riesgos ya se materializaron más de una vez. Se registraron vehículos dañados y un vecino sufrió la caída de un álamo dentro de su terreno. En el caso de Cecilia, la situación es aún más delicada debido al tipo de construcción de su vivienda: “Mi casa tiene techo de adobe y el resto es chapa. No soportaría el impacto de un árbol”.
Mientras tanto, los vecinos sienten que la amenaza crece y que nadie se hace cargo. “Estamos en un limbo y vivimos con miedo”, resumió.
Fuente: Medios







